Cualquiera pensaría que los presos bastante tienen con pensar en sí mismos, pero esto es una caja de sorpresas, más que de sorpresas, de sentimientos en una dirección y en otra.
La situación afuera es un poquito desoladora, por no decir que “la cosa está que jode”. Este hecho que nos atañe a todos en mayor o menor medida hace que “los malos”, como nos llaman a los de aquí dentro, pensemos además de en nosotros en los del otro lado del muro, y mucho. ¿por qué? Muy sencillo, el que no tiene un miembro de su familia en el paro, tiene a tres. Otros tienen trabajo y siguen siendo muy pobres, otros ni vivienda, ni trabajo, ni promesas con que seguir engañándose, así que además de pensar en nosotros mismos por instinto de supervivencia, pensamos en vosotros por pura solidaridad y por puro amor al ser humano.
Hay un grupo de montadores que no hacen otra cosa que trabajar. Hacen el doble de kilómetros en la mitad del tiempo en que deberían. Trabajan contra el reloj, hoy Santiago de Compostela, mañana Bilbao, pasado París o Bélgica o Valencia, qué más da.
Tornillo va y tuerca viene van dándole forma a grandes superficies, supermercados, exposiciones, etc. No solo luchan contra el reloj y la carretera, sino también contra el 30, 60, 90 o como se hace ahora: a tres meses, a seis y a nueve o vete a saber, también conocido como tarde, mal y nunca. Me estoy refiriendo a las formas de pago, o de cobro según se mire.
En fin, que este grupito que a mí me toca de cerca lo está pasando mal, pero no se rinden y siguen trabajando, qué remedio.
Pasando todas estas calamidades y habiendo estado en París el día del atentado contra Charlie Hebdo, a escasos metros de donde las “papas” quemaban de verdad, estos hombres todavía tienen la presencia de ánimo de coger sus móviles, sus tablets, etc. entrar en nuestro Blog y seguir fielmente las publicaciones de Nómadas, empatizando con todos nosotros y nuestras tribulaciones, quedando profundamente satisfechos y emocionados con lo que humildemente escribimos.
Por todo esto, y por mucho más, como les decía en mis primeros párrafos, nos solidarizamos con ellos y con todos los que sufren en la calle debido a su situación.
Les deseamos mucha suerte, a mi hermano Marcos y a sus compañeros y a todos los que como ellos y nosotros se crecen ante la adversidad y siguen con sus trabajos aunque no cobren, siguen con sus vidas aunque esto no sea vida, y aún así sacan tiempo para leer a Nómadas o para pegarse un atracón de kilómetros casi sin descansar para ir a ver a su hermano o cualquier otro familiar a la cárcel.
Una vez más le doy una muestra de lo desconocido acerca de los cautivos. Estamos hechos de carne y hueso. En muchos casos nuestra condición de reos despierta en nosotros unos ojos críticos y realistas, comenzando por uno mismo y continuando con el lado que está en libertad, quiero decir con esto que las injusticias y las malas condiciones de ahí afuera no pasan desapercibidas aquí en palacio.
En la medida en que sabemos del exterior lloramos con el mundo sus penas y reímos sus alegrías, queremos el bien de la sociedad, aunque muchos nos hayan desterrado de ella.
Dedicado a mi hermano Marcos y sus compañeros.
Por El Lobo Txapela