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EL RECHAZO POR SISTEMA de M.A.I.S.M.

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Según los expertos, entre el 2050 y el 2060 la población humana alcanzará los 9.000 millones de habitantes. Para satisfacer las demandas alimenticias se tendrán que cambiar los actuales sistemas de producción agrícola, ganadera y pesquero. Ello requerirá del uso de la biotecnología como la encargada de incrementar la cantidad y calidad nutricional de los productos destinados al consumo humano. Por tanto, será necesario fomentar la utilización de transgénicos los cuales permitan crear especies vegetales resistentes a los ciclos climáticos y con capacidad para sobrevivir en zonas donde las sequías y otros fenómenos naturales dificultan hoy día su cultivo. De igual manera se tendrán que obtener nutrientes específicos para los suelos de siembra.

Son muchas las personas que por falta de información o por información errónea dicen estar en contra de los productos trans. De las argumentaciones dadas por ellas podría deducirse que parecen pensar que un transgénico es algo creado con una tecnología demoníaca de la cual surge algo fruto de la alquimia. Pero ¿qué es un transgénico?.

Sencillamente, es un organismo al que se le inserta en su genoma un fragmento de ADN de otro organismo con el único fin de aportarle una nueva capacidad para la mejora de su: calidad nutricional, su cantidad y resistencia. Con los trans sucede igual que con cualquiera otra novedad tecnológica, de inicio se la mira con recelo y poco después se instala en los hábitos de consumo haciéndose incluso imprescindible. Hoy día estamos utilizando productos derivados de transgénicos como el algodón, el cual en Europa es adquirido para elaborar desde ropa a todo tipo de consumibles de higiene íntima. Igualmente son muchos los fármacos que se obtienen con derivados de transgénicos, gracias a ello han pasado a estar al alcance de una gran mayoría de personas, las cuales tenían problemas para obtenerlos debido a su coste económico.

Si no fuera por los transgénicos tendríamos escasez de ciertos alimentos, pues gracias a ellos, se producen más y mejores cosechas de algunos cereales destinados a la alimentación base del ganado. Esto permite cubrir la desmesurada demanda de todo tipo de carne, motivada por la muy extendida y errónea creencia de ser una eficaz manera de obtener proteínas.  De hecho, en pocos años las costumbres alimentarias de la humanidad sufrirán grandes cambios, siendo el consumo de pescado la principal y más efectiva fuente de obtención de muy buena proteína. Este cambio, mucho más saludable a la vez que más barato y menos contaminante, llevará aparejada una necesaria modificación en la forma de abastecer a los consumidores, la cual pasa por la agricultura marina reemplazando ésta a las cada vez menos productivas artes tradicionales de pesca.

Para lograr esta reconversión productiva, será necesaria la utilización de transgénicos, a la vez que tendrá que modificarse las leyes europeas con respecto a la utilización, siempre y producción de estos derivados procedentes de la biotecnología. Hoy día, las industrias europeas los adquieren en grandes cantidades de otras partes, donde su siembra, producción y elaboración sí que están permitidas, para posteriormente elaborar productos que se consumen aquí en Europa, entre ellos: cosméticos, geles y champús de baño, productos de higiene íntima, de limpieza e industriales. Igualmente existen alimentos como el arroz con determinadas propiedades nutricionales –provitaminas- y trigo modificado para poder ser consumido por los celiacos y aunque aún se mira con recelo a los transgénicos, la sociedad terminará por aceptarlos dejando de lado esas absurdas creencias que fomentan su rechazo, pues su consumo y utilización aportan muchas ventajas y beneficios al ser humano, incluso las mejoras en los procedimientos de lucha contra la contaminación que ocasionan las actuales formas de procesamiento, manufactura y distribución de los productos alimentarios y de higiene de hoy día.

Por otro lado, resulta curioso el hecho de que se rechace los trans, con la argumentación de que causas un perjuicio a la salud – cosa errónea- y por el contrario consumimos y engullimos toneladas de bollería industrial y comida rápida de todo tipo las cuales son procesadas con grasas animales y/o saturadas, cuestión esta que además decimos conocer como muy perjudicial para la salud, dejando de lado o consumiendo  en muy bajas cantidades: frutas, verduras, pescado, legumbres y cereales, alimentos estos que cuentan con avaladas certificaciones en la prevención de dolencias cardiovasculares, estomatológicas y dermatológicas.

Parece que tenemos muy arraigado el “rechazo por sistema”, más que por conocimiento. Y lo que conocemos como beneficioso lo sustituimos por lo perjudicial.

Por M.A.I.S.M.