Archivo diario: noviembre 23, 2015

SI VIENES ALGÚN DÍA por el Lobo Txapela

esposado

Si vienes algún día, no «repertories», improvisa, te va a hacer mucha falta, si tiras de supuestos conocimientos anteriores, aquí,, por lo general, no te servirán.

No te alíes, no te juntes, no te asocies del todo, hazlo con reservas, pero tampoco te aísles, ni camines solo, no te quedará más remedio que «medio confiar» en alguien.

No grites, ni chilles, ni siquiera hables demasiado alto, usa el volumen y como no, el tono adecuado, pero tampoco hables tan bajito que ni tú mismo te escuches, para lo que te espera aquí, al primero que debes oír es a ti y a tu corazón.

No te hundas, sé positivo, no dejes de creer, de creer y de crecer, en la medida que te sea posible. No te abandones al ritmo del azar, pero tampoco vueles, no flipes, camina con aplomo, ten los pies en la tierra, reconoce las verdades antes de que te lleguen en forma de ostias.

Ríe de lo que de veras sea lícito reírse, no te escondas para llorar por lo que sea inevitable llorar. Demuestra que estás vivo, frío y caliente según vengan los acontecimientos añadidos, y digo añadidos porque lo que te trajo o mejor dicho; el hecho de venir, no deja frío a nadie y lo que te ocurra dentro deberá calentarte lo justo.

No pelees, pero tampoco seas cobarde, no seas cobarde, pero tampoco hagas bueno el dicho de que «los pájaros se van a las escopetas», no huyas, afronta, pero con cordura.

No desnudes tu alma a la primera insinuación, pero tampoco vayas tapado hasta las orejas, la clave está en con quien te desnudas y con quien te tapas.

Decide y recuerda siempre en que bando estás, no bebas de las medias tintas, aún dando a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, uno puede y debe tener claro de qué parte está.

Las medias tintas de las que hablaba antes, por lo general, no suelen ser otra cosa que la antesala de la traición.

No esperes de nadie más de lo que intuyas y procura no intuir de nadie más de lo que esperes, es más, por tu bien acostúmbrate a esperar solo de ti y punto.

Y hablando de acostumbrarse, no te acostumbres a nada, acepta, adapta, pero no te acostumbres a nada, la costumbre como a escribiera anteriormente por ahí en otro artículo, aquí es mala compañera.

De amar, de querer o enamorarse, prefiero no hablar, si decides amar o enamorarte en un lugar como este, piénsatelo muy mucho.

Pero de todo esto, que no sé si te habrá servido de algo, no olvides esto último que te digo, si vienes algún día a la cárcel; no esperes ningún tipo de lógica, ten prudencia, pero jamás tengas miedo y sobre todo, jamás te rindas.

El Lobo Txapela


METER UN GOL A LA CÁRCEL por EL LOBO TXAPELA

gol

Después de elegir este título, solo quedan ganas de arrugar el papel, hacer una bola con él, darle una patadita y colarlo en la papelera.

¿por qué digo esto?… Es muy difícil meterle un gol a la cárcel, he oído que ni tan siquiera el día que te vas consigues marcarle un gol a la prisión.

Es dificilísimo, pero no imposible, hay que intentarlo, y quizá una de las formas de hacerlo es jugando al fútbol, o al menos siguiendo en contacto con él.

Dada, modestia aparte, mi experiencia con este deporte, ahora mi trabajo está directamente ligado a él. Por qué no decirlo, es una suerte, de hecho en varias ocasiones he dicho y lo mantengo, que el fútbol, el mus, y los puros, me mantienen cuerdo en prisión, si es que se puede decir que estoy cuerdo.

Veran, no es fácil ir a entrenar con jugadores que a diferencia de los de otros contextos, está cumpliendo condena. Esta circunstancias nos lleva a que no solo hay que enseñarles a jugar al fútbol, sino, a que además por un momento olviden donde lo están practicando.

Hay que grabarles a fuego, que como en el terreno de juego, aquí no vale con aparentar ser fuerte, sino que hay que ser fuerte de verdad, y para ello entrenamos.

Mientras les enseñas un juego de posesión de balón con ventaja o desventaja defensiva, ves que se emplean a fondo, pero en sus ojos lees que quitando el rato del entrenamiento, está aprendiendo un extraño juego con la verdad, el de que esta ha de estar o desaparecer a conveniencia, ya que ahora viven en un lugar donde la mentira se vende con un cartelito y su precio en la banasta, y aún así toca comprarla.

Se procura imprimir ritmo de competición al equipo y mucha variedad en los ejercicios, seguramente queriéndoles enseñar a su vez que la costumbre es mala cosa en prisión, puede que sea bueno aceptar lo que en ella ocurre, porque no hay de otra, pero para nada puede ser bueno acostumbrarse a ella.

Les explicas como es una jugada, una táctica, un toque, un simple saque de banda, y cuando lo hacen mal o medio regular y se lo corriges, te dicen: “venga míster, no pasa nada si estamos en la cárcel”. Ahí es donde inmediatamente yo les contesto: “precisamente por eso, porque estamos en la cárcel, debemos hacerlo muy bien”. Porque si no les digo esto, pienso que estaré contribuyendo a que sigan creyendo el mito de que aquí se guardan las ruinas de la dignidad humana y en mi humilde opinión eso no es así, el sistema da por hecho que a veces viene aquí la gente que tiene su dignidad arruinada, pero no es así, yo la traje íntegra y es ahora cuando la tengo en ruinas.

Al final el objetivo es que además de que dominen el juego en equipo, toquen el balón con ambas piernas, adquieran velocidad y fondo, jueguen duro pero limpio, que además de todo esto y mucho más en lo que a lo deportivo se refiere, hayan olvidado que en este lugar matan al soñador y muere también su sueño, que cuando vuelvan a su celda estén satisfechos de haberse sentido futbolistas por un par de horas y estén deseando salir de nuevo a la actividad, marcar goles o al menos, hacer deporte.

Como habrán podido comprobar es complicado marcarle un gol a la cárcel, pero lo estamos intentando y nos acercamos bastante con nuestra voluntad, estrellamos muchos balones en el larguero y en los postes, pero hay que seguir tirando a puerta, alguno entrará.

¿Cómo es posible que siendo los medios escasos, los resultados sean abundantes?. El fútbol es así.

El Lobo Txapela